Una de las detenciones policiales realizadas en el campus de UCLA

Una de las detenciones policiales realizadas en el campus de UCLA Efe

EEUU

Biden titubea y no llamará a la Guardia Nacional pese a la violencia desatada en los campus de EEUU

La presencia de la Guardia Nacional en los campus recordaría a la masacre de Kent State de 1970, donde cuatro estudiantes fueron asesinados durante una protesta pacifista.

3 mayo, 2024 02:48

"Existe el derecho a la protesta, pero no el derecho a causar el caos", resumía el presidente estadounidense, Joe Biden, en la primera comparecencia pública que hacía al respecto de las protestas propalestinas en los campus universitarios. El inquilino de la Casa Blanca admitía un caos que, sin embargo, no le llevará a convocar a la Guardia Nacional para reprimir las concentraciones.

El líder estadounidense apareció ante la prensa en la mañana del jueves, tras una madrugada de alta tensión en algunas de las universidades del país, y especialmente en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), donde los detenidos se contaron por decenas y hubo episodios de enfrentamientos con la policía. 

Biden hizo hincapié que tanto el derecho a la libertad de expresión como el Estado de derecho -recogido en la ley y el orden- "deben ser respetados". "Disentir es esencial en una democracia. Pero disentir nunca debe conducir al desorden o impedir los derechos de otros", incidió.

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Además, el presidente aludió veladamente también a los enfrentamientos que se han producido entre los defensores de la postura de Israel y los que defienden la causa palestina: "No hay sitio en ningún campus, en ningún sitio en América, para el antisemitismo, o amenazas de vioencia contra estudiantes judíos. No hay lugar para discursos de odio o violencia de ningún tipo, sea antisemitismo, islamofobia o discriminación contra árabes americanos o palestinos americanos".

Tras su breve comparecencia, los periodistas presentes lograron extraerle dos respuestas negativas a dos preguntas clave: si las protestas condicionarían su política hacia Oriente Próximo y si piensa que debería intervenir la Guardia Nacional para aplacar las protestas.

"Volveremos"

Los estudiantes de UCLA fueron desalojados en la madrugada del jueves, pero ya han anunciado su voluntad de regresar y continuar las protestas. Estas tratan de evitar que EEUU siga colaborando con Israel mediante el envío de ayuda.

Pero los enfrentamientos con la policía no se han producido exclusivamente en Los Ángeles. Más de una treintena de campus de todo el país han visto florecer este tipo de concentraciones, algunas de las cuales han derivado en disturbios.

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Así, en New Hampshire se han producido cerca de un centenar de arrestos durante la disolución de otra acampada, mientras que en la Universidad de Portland State los agentes irrumpieron en la biblioteca donde se habían atrincherado los manifestantes desde el lunes.

Además, el movimiento propalestino estudiantil sigue teniendo ecos en otras partes del mundo. Además de las concentraciones en París de la pasada semana, en Reino Unido proliferan los campamentos de protesta, con al menos seis universidades afectadas. También en Canadá se han instalado unos 150 estudiantes en la Universidad de Toronto.

Kent State en la memoria

La negativa a movilizar la Guardia Nacional es especialmente significativa dadas las reminiscencias que la presencia de este cuerpo de seguridad en los campus universitarios tiene para la sociedad estadounidense. En un momento en el que se multiplican los paralelismos entre las actuales protestas propalestinas y las concentraciones pacifistas contra la guerra de Vietnam, resulta imposible ignorar lo ocurrido en Kent State hace exactamente 54 años.

El presidente Richard Nixon anunció el 30 de abril de 1970 que comenzaba una campaña de operaciones militares en Camboya, quien estaba facilitando refugio, movilidad y recursos al Vietcong durante el conflicto. Como consecuencia, los campus estadounidenses redoblaron sus protestas.

Al día siguiente, en la Universidad de Kent State (Ohio), medio millar de estudiantes se concentraron. Tras un par de concentraciones pacíficas durante el día, a medianoche los manifestantes comenzaron a arrojar cervezas a los coches de policía y vandalizar los escaparates. El alcalde declaró el estado de emergencia y la policía acabó disolviendo los disturbios con gas lacrimógeno. 

Al día siguiente, los cuerpos de seguridad recibieron soplos de que varias sedes de instituciones públicas serían destruidas durante la noche por los grupos de manifestantes que abogaban por "traer la guerra a casa". El alcalde solicitó entonces al gobernador del estado, Jim Rhodes, que desplegase a la Guardia Nacional estatal, el cuerpo militar que puede operar dentro de suelo estadounidense en tiempo de paz.

Para cuando los efectivos militares se presentaron en Kent, la oficina de reclutamiento militar del campus estaba en llamas los manifestantes se congregaban en las proximidades a la universidad. Los enfrentamientos con la Policía y la Guardia Nacional no se hicieron esperar. 

Los toques de queda anunciados para el día 3 no impidieron nuevos enfrentamientos, pero lo peor llegó el día 4, con la gran protesta programada desde días atrás. Tras varios intentos de dispersar a los cerca de 2.000 manifestantes, mientras estos arrojaban piedras a los cuerpos de seguridad, los efectivos de la Guardia Nacional se reagruparon ascendiendo una colina mientras eran perseguidos por los asistentes a la concentración.

Fue entonces cuando un sargento disparó su pistola hacia los estudiantes, y otra treintena de guardias hicieron lo mismo, lanzando más de 60 tiros. El resultado fue de cuatro estudiantes universitarios muertos y nueve heridos, uno de los cuales sufrió una parálisis permanente.

Las imágenes del tiroteo recorrieron todo el país, alimentando nuevas protestas en los campus de todo el país y dando paso a una huelga estudiantil. Todo ello alimentó además la manifestación masiva en Washington DC contra la guerra y la administración Nixon, que obligó al presidente a refugiarse en la residencia de Camp David por precaución.